Cómo prevenir la obesidad infantil

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La obesidad infantil es un problema de salud derivado del exceso de grasa corporal en los niños, que supone un condicionante muy importante para su salud general y su bienestar, y normalmente deriva en otras patologías relacionadas. Según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud) esta enfermedad es cada vez mayor a nivel internacional, con datos que superan los 40 millones de niños que padecen sobrepeso alrededor de todo el mundo.

En las últimas dos décadas el número de niños que sufren obesidad infantil ha crecido debido al cambio de estilo de vida de los más pequeños. Desde la década de los 90 el ejercicio físico ha disminuido considerablemente en el día a día de los niños, que han pasado a tener una vida más sedentaria a causa de estar más horas viendo la televisión, jugando a la consola o navegando en Internet. Además, los medios de comunicación también han influenciado sus hábitos alimentarios, aumentando el consumo de productos precocinados, comida basura o refrescos y bollería industrial, que además pueden adquirir por precios muy bajos, en ocasiones, menores que alimentos mucho más sanos.

Los malos hábitos creados durante la infancia pueden llegar a perpetuarse más adelante y sufrir las consecuencias en la edad adulta. Ya que un niño que sufre obesidad infantil tendrá más riesgos de padecer enfermedades crónicas relacionadas cuando sea adulto, como patologías cardiovasculares, diabetes, osteoporosis o colesterol, además de ocasionar posibles problemas psicológicos, sociales e incluso laborales.

Por ello, es importante prevenir la aparición de este problema desde pequeños, y siguiendo estos consejos será más fácil conseguirlo.

7 consejos para prevenir la obesidad infantil

  1. El desayuno es la comida más importante del día. Un buen desayuno completo será beneficioso para que tu hijo salga de casa con toda la energía necesaria en el cuerpo, y para que no tenga que comer nada entre horas, de esta manera, será más fácil que no caiga en la tentación de ingerir alimentos altos en grasas y calorías.
  2. No compres bollería industrial. La mejor manera de evitar su consumo es que tu hijo no tenga a su alcance productos de bollería industrial en casa. Aunque fuera pueda caer en la tentación, su consumo será mucho menor y no tendrá por qué suponer ningún riesgo.
  3. Evita la comida basura. Ante la falta de tiempo para cocinar existen muchas alternativas más saludables que la comida precocinada o el ‘fast food’. Estos alimentos suelen contener grandes cantidades de proteínas, grasas y colesterol que aumentan el riesgo a padecer enfermedades cardiovasculares y obesidad.
  4. Aumenta el consumo de frutas y verduras durante el día. Es aconsejable tomar cinco raciones de fruta y verdura a lo largo del día, además, esto reducirá el consumo de otros alimentos menos saludables. Asimismo, también será importante disponer de una amplia variedad en casa para ofrecer alternativas y no olvidarnos de las legumbres y los frutos secos.
  5. Hacer cinco comidas al día. Crear una rutina alimentaria será básico para la dieta de los niños sea equilibrada y saludable, ya que su cuerpo se acostumbrará a comer a esas horas y se evitará que pueda ingerir otro tipo de alimentos entre horas. Además, será necesario controlar la cantidad de las raciones, ya que el exceso también podría ser perjudicial aunque se trate de alimentos saludables.
  6. Beber agua. La primera opción para calmar la sed debe ser el agua, reduciendo el consumo de zumos de manera habitual y de bebidas azucaradas.
  7. Realizar el ejercicio. La actividad física durante la etapa de crecimiento es imprescindible para coger el hábito y tener una rutina saludable. Asimismo, también es necesario reducir las actividades sedentarias.